Yo Soy Mary Rondón.
Una madrugada lluviosa, el 12 de septiembre del 78, vi la primera Luz en este mundo. Las dulces manos de mis padres, me recibieron, ellos hicieron los mayores sacrificios por darme una buena niñez, y así fue, jamás me faltó nada, ellos se aseguraron por darme una alternativa para cada situación, hasta que se divorciaron a mis 15 años, experiencia muy fuerte, traumática y atroz, que me marcó profundamente, pero que en aquel momento fue lo mejor que pudo pasar.
De ahí en adelante ante las dificultades, me agarraba de lo que había aprendido de mis padres, de los recuerdos bonitos, de la confianza en Dios y del sacrificio constante, esas eran las respuestas ante todo… Me gradué con honores en la Universidad, me casé, tuve dos hijos, dos carreras, tres post grados, dos maestrías, éxitos profesionales y laborales, en Nutrición Y Dietética, Medicina China, Medicina Alternativa, Coach life, Asesor y Profesor Universitario… Una buena vida… O por lo menos eso creía yo, hasta que, de tanto sacrificio se me agotaron los recuerdos, las alternativas se me bloquearon, me ahogaron las obligaciones, el cuerpo se me llenó de achaques, por mi boca explotaba la ira, lloraba a solas de noche, todo mi mundo estaba convulsionado, trancado, asfixiado, sin salida... sólo me quedaba la confianza en Dios, que ya no era confianza sino desesperación... y cual estocada final, llegó el divorcio...
Divorciarse amando a alguien es un golpe mortal. Y es que los problemas llegaron a ser tantos, que ya era de mutuo acuerdo que no podíamos continuar juntos en aquella peleadera por todo y por todos siempre día y noche. Todo se intentó y nada surtía efecto, empeoraba más y más… Era vivir en un infierno pero aún así, saber y sentir que se ama ,querer salir de aquello y no saber cómo. En aquel laberinto emocional, llegó CRP a mi vida, no me sacó de allí, me enseño a ir a donde yo quería estar...
La practica de CRP transformó mi mundo, mi relación con todo y con todos, mi salud, mi economía, mi espiritualidad, mi pareja… todo. El sol volvió a brillar, los pájaros recuperaron el canto, mis hijos recobraron la sonrisa, el dinero llegó a manos llenas, la salud floreció, mi esposo y yo, nos redescubrimos en amor. CRP, me hizo comprender que aquella lluvia perfecta en la que nací no eran lágrimas de dolor, cada gota de aquel torrencial aguacero marcaban mi destino hacia la felicidad, la abundancia y la fluidez de la facilidad en la que ahora vivo, disfruto y Soy.
Y si tu, deseas salir de ese laberinto, cualquiera que sea en el que estés, toma mi mano yo te acompañaré y en 42 días, renacerás como renací yo… Nunca te creas nada, que no puedas experimentar por ti mismo… Sé practicante CRP!
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