Querido lector,
Permíteme presentarme, mi nombre es Ana Beatriz Hernandez y más que decirte quien soy me gustaría es comentarte el cómo vivo, lo que te terminara llevando indudablemente a ver quién soy…
Soy fiel creyente de que la vida es muy corta para vivir bajo expectativas, estereotipos y limites absurdos impuestos por la sociedad, el universo nos regala miles de posibilidades de ser lo que queramos vibrando en armonía con Dios, por lo que definirnos bajo una sola faceta es limitar nuestras posibilidades de soñar y de crear. Vivir en plenitud consiste en dejar que tu espíritu fluya en consonancia con nuestro “yo interno”, viviendo cada día a la vez y llenando esa caja de recuerdos y ese baúl de nuestro corazón con pensamientos positivos y amor. Trabajar con las bendiciones que nos regala el día y aprovechar de cada segundo la belleza de coexistir en el universo creado por Dios, la vida es una oportunidad única que entre las actividades mundanas y la decisión propia de vibrar en bajas energías solemos desperdiciar o dar por sentado.
¿Podría decir que esta forma de pensar es mi patente, es mi sello y es lo que me gusta trasmitir en cada uno de los roles que la vida me ha puesto a jugar, al fin y al cabo, se trata de eso no? Ser maestro o aprendiz, cada momento de nuestras vidas está confeccionado para que sirvamos de maestro a un hermano o recibir enseñanzas de alguien más, entender esto puede que sea la parte más difícil, porque es fácil confundir de donde viene la fuente, ahí es donde más debemos colocar en alto y alabar y dar honor a quien honor merece, es entender que Dios se comunica con nosotros a través de instrumentos de mensajeros, pero eso no nos hace omnipotentes o grandes, al contrario somos sus hijos, esperando sentir una brisa de confort y un mensaje de orientación. El conocimiento no nos pertenece, está ahí porque así Dios lo dispuso y como buenos hijos, nuestro deber es trasmitir lo que el así desee. Quizás esta misma forma de pensar me llevo a mi vocación, Dios no hace nada por accidente, que curioso que mi vocación estuviera en enseñar a niños, y precisamente niños que son los instrumentos más puros que utiliza Dios. Ellos fueron los que me terminaron enseñando a mí, esta forma tan linda y sencilla de ver la vida.
Sin duda alguna, soy de mente curiosa, hasta rebelde se podría decir, porque me vuelvo irreverente cuando me obligan a pensar que solo hay una forma de ver las cosas, cuando la vida es perspectiva y enfoque. Por esto mismo, mi búsqueda y mi sed por conocer diferentes culturas, diferentes herramientas, diferentes formas de vivir no para, pero lo divertido de esto es que llegan solas a mi puerta, como bendición recién caída del cielo. Precisamente este fue el caso de CRP, lo cual me atrapo en su red desde los inicios porque CRP lleno todas las expectativas de lo que esperaba para mi vida, y así me adentre en su filosofía de vida, que hice credo de la mía y hoy por hoy estoy feliz y satisfecha de haber encontrado una forma de vida que no solo me enseñó a soñar sino que me enseño como crear y activar ese Don creador casi que mágico que está en el interior de nosotros y que no sabemos cómo despertarlo.
Soy hija, hermana, esposa, madre, tía, amiga, profesora y todo lo que me quieran poner, pero sobretodo eso, soy humana, y mi humanidad es lo que más me acerca a Dios. Mis caídas y heridas formaron mi carácter y mi decisión de siempre pensar fuera de la caja, mis tristezas llegaron para recordarme el valor de la felicidad y la felicidad llego para siempre reinar en mi vida pues el solo hecho de estar viva es el pie derecho del día.
Gracias por conocerme, hoy te invito a ti que te conozcas tú. Todo empieza por ahí, amate y cuida tu templo, es lo único que verdaderamente nos pertenece y no el exterior caparazón sino desde lo más profundo de tu corazón, el alma que te regalo Dios.
Recuérdame, porque hoy te invito a ser feliz descubriendo el SER que eres y que está aquí para experimentar a plenitud la felicidad que solo tú puedes crear. Bienvenido (a) a CRP,…… te espero!!!
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